El lenguaje que mejor saben expresar los carteles de oposición en Bolivia: La Violencia.
Fotografia: "brazo armado de los carteles de oposicion en Bolivia" Por:NEB / Bolivia Now
El lenguaje que mejor saben expresar los carteles de oposición en Bolivia: La Violencia.
Por: NEB / Bolivia Now
Una vez más grupos radicales convertidos en el “brazo armado” de los carteles de oposición (prefecturas de algunos departamentos, “comités cívicos”, partidos políticos de oposición, carteles empresariales entre otros grupos de interés) con clara tendencia ultra derechista y fuertes tonos de orden fascista, utilizaron el lenguaje favorito de quienes representan: La Violencia.
Ahora sin embargo se suman a esta corriente ciertos sindicalistas de extrema izquierda que al estilo del periodo Allende, se alían con el otro extremo con el fin de lograr partes de poder o simplemente dinero en beneficio personal.
Con el intento de “toma” del aeropuerto de la sureña capital de Tarija, se frustro la cumbre de tres presidentes donde se continuaría con el impulso hacia la integración regional, no tanto por que se haya tratado de una manifestación masiva de rechazo a los presidentes sudamericanos, sino mas bien por que su demostración de intolerancia y poco apego a la democracia solo prometía mas violencia y posiblemente muertes, cosa que de acuerdo a la forma de operar de estos carteles naturalmente se buscaría para echar a andar la poderosa maquinaria mediática de explotación de la vida o la muerte a favor de sus intereses particulares.
Los presidentes, cada uno por su parte, demostraron la frustración acerca del procedimiento de los carteles de oposición en Bolivia y su procedimiento claramente antidemocrático. La presidenta argentina Fernández cito la Carta Democrática de MERCOSUR en la cual enfatiza la importancia de la fortaleza de las instituciones democráticas para garantizar la consistencia de sus estados miembros. La presidenta dejo en claro el apoyo al presidente Morales y al proceso democrático (con el único antecedente histórico de la experiencia venezolana) del referendo Revocatorio a los cargos del presidente, vice-presidente y de ocho de los nueve prefectos de departamento en Bolivia.
El presidente de Venezuela, en la misma sintonía de su colega argentina fue más allá en su apreciación, señalando directamente al gobierno de los Estados Unidos como principal coordinador de los actos de violencia presentados con sucesiva frecuencia y similar proceder en diferentes regiones de Bolivia.
Tanto el presidente de Venezuela como la presidenta argentina tenían como objetivo principal la firma de acuerdos de desarrollo para Bolivia, coincidiendo con la cumbre realizada en Buenos Aires en la cual participaron el presidente Lula del Brasil, el presidente Chávez de Venezuela y la anfitriona presidenta Fernández.
Los carteles de oposición entonces decidieron echar a andar su maquinaria de violencia coordinando con los medios de comunicación su accionar, particular “justificando” de esta manera su proceder con el afán de evitar que la cumbre se convierta en un “evento proselitista” a favor del presidente Morales. Los autollamados “defensores de la democracia”, es decir, los carteles de oposición en Bolivia con sus acciones no hacen más que demostrar su naturaleza: intolerancia, racismo, violencia. Sin embargo, y una vez más con la ayuda de los poderosos medios en Bolivia, intentan ser mostrados como los paladines de la “libertad y democracia”
La reciente decisión de la prefecta de Chuquisaca (más bien, de quines manejan realmente los hilos del poder en Sucre) de excluir al presidente de la republica de los actos de conmemoración patria son otra muestra de lo mismo: intolerancia, racismo, proceder antidemocrático y por supuesto, la violencia en su amenaza. A estos grupos por supuesto no les interesa la institucionalidad democrática ni el bienestar de su propio pueblo, pues como ya lo demostraron en sus actos de extrema violencia en contra de la Asamblea Constituyente (esto se supo por algunas comunicaciones de los carteles de oposición) donde lo que buscaban eran literalmente “tres o cuatro muertos”.
Pericias de criminalistica apuntan seriamente a los grupos violentos como los responsables de las muertes ocurridas durante esos episodios caóticos sucedidos en Sucre, los cuales intentan ser cubiertos a costa inclusive de obstaculizar investigaciones independientes y de desaparecer pruebas e indicios. Los carteles de oposición y sus infaltables aliados mediáticos como era previsto utilizaron entonces estos hechos como el justificativo ideal para desacreditar al gobierno. Los precedentes, los hechos en si y las acciones posteriores son severamente bochornosos. Investigaciones serias e independientes demuestran que todo se trato de la aplicación de simples formulas aplicadas con anterioridad no solo en Bolivia, sino en otras partes del mundo. De cualquier manera, este constituye hoy el pretexto para no permitir la presencia del presidente de la republica en la capital de todos los bolivianos: Sucre. Según estos grupos, el presidente “no pidió disculpas” por algo que a aclaras luces fue un producto mas de la fabrica de violencia de la cual ellos, los carteles de oposición a Bolivia son parte vital.
A estos mencionados grupos esta claro que la democracia o la libertad; la legalidad o la paz realmente no les interesan. El uso de estos términos altamente publicitados, especialmente por “grupos de jóvenes” parecen ser simple panfletaria. En su proceso destructivo, es muy poco lo que les interese la imagen del país, o su bienestar.
Internacionalmente, estos actos son vistos con mucha preocupación, donde inclusive los medios conservadores hallan difícil intentar la justificación de los mismos. Al parecer, las turbas violentas piensan que logran “victorias” cuando por la presión de su garrote evitan que el presidente pueda circular libremente en el territorio en el cual fue democráticamente electo por la mayoría de los bolivianos.
Al parecer Morales contaría con un fuerte respaldo en Bolivia (algunas encuestas conservadoras lo ubicarían con un 60% de aprobación), lo cual precisamente seria la fuente de preocupación de los carteles de oposición la cual intenta por todos los medios que precisamente sea el pueblo quien se exprese en democracia a través del Referendo Revocatorio, intentado todo tipo de maniobras para evitarlo, especialmente las maniobras violentas.
Muchos se preguntan acerca de donde quedo la panfletaria “democrática” o de “libertad” de estos grupos, cuando sus acciones hablan con más contundencia y son enteramente opuestas. Estos grupos intentan hacer ver que este proceso no es democrático y que es propiedad de un solo partido: el Movimiento al Socialismo (MAS) negando que el proceso en realidad es de la mayoría del país que no necesariamente esta afiliado a dicho partido o no necesariamente comparte todos lo criterios del MAS o del presidente o de su gabinete de ministros, pero que en esencia, estas mayorías vieron como necesidad hacer realidad la democracia.
Las historias de vida de la abrumante mayoría los políticos de la oposición, los prefectos y de los demás carteles de oposición muestran sus alineaciones y tendencia pasadas donde gracias al poder e influencia de cada gobierno de turno: vínculos con gobiernos dictatoriales, escuadrones de la muerte, escándalos financieros de robo a las arcas del estado, actos severos de corrupción, apropiación indebida de bienes del estado, evasión impositiva, privatizaciones de bienes del estado, licitaciones fraudulentas, negociados con la infraestructura y presupuesto nacional, ruptura de la soberanía del país, apropiación de donaciones de desastres naturales, enriquecimiento ilícito, atentados contra la defensa nacional y seguridad nacional, robo común y la lista continua, pero hoy, esos mismos personajes son los “paladines de la democracia” en Bolivia.
Lo peor de todo para ellos es que la realidad misma los acorrala. La realidad virtual presentada por los medios de comunicación no es perfecta y les es imposible a estas alturas, cubrir todas las fisuras. El problema esta en que la bestia al ser acorralada por la amenaza democrática se torna más peligrosa y violenta.
El gobierno de Morales hace bien al intentar esquivar las provocaciones, pero esta claro que tendrá de una vez por todas pasar a la ofensiva y hacer cumplir las leyes atacando frontalmente (con el debido respeto a los Derechos Humanos y a los procedimientos legales) al brazo armado y violento de la oposición, después de todo la constitución le permite al estado el uso legal de la violencia por medio de la Fiscalia General de la Republica, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de la Nación. En todo caso, lamentablemente, muchas de las instituciones judiciales en Bolivia han demostrado ya su parcialidad.
El reto esta en profundizar los cambios y fortalecer la democracia, pese a la existencia de estos poderosos carteles de interés.