¿Esta indiferencia hacia la region nos beneficia?
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¿Esta indiferencia hacia la region nos beneficia?
By NEB / Bolivia Now
Es a momentos difícil plantearse esto como solo una pregunta cuando el panorama aparentemente nos mostraría esto como una afirmación contundente.
La acción sedienta y adictiva de energía de algunos países (algunos la interpretarían como depredadora) se habría concentrado por ahora casi con exclusividad al cercano y medio oriente. Para entender este giro de acción efectuado desde hace ya algunos años, tendríamos que entender las características individuales y de interés económico de los miembros que conforman quienes administran estos poderes.
Ya no resulta ningún misterio ni secreto que prácticamente todas las autoridades de mayor jerarquía de la primera potencia mundial tendrían fuertes lazos con la industria petrolera, la misma industria que ya habría echado mano a planes elaborados con mucha anticipación para ingresar su agenda al primer plano de acción y que con el decidido soporte -o sociedad- de la industria militar y de gigantes corporaciones, este plan de acción habría encontrado en la llamada guerra anti-terrorista el terreno ideal para vender la idea a la opinión publica como arena en el desierto. Y la opinión publica, especialmente en los Estados Unidos la habría comprado sin mayor resistencia, no hacerlo habría resultado en algo anti-patriótico.
Bajo este escenario, la opinión publica mundial que habría mostrado una solidaridad incondicional –inclusive por parte de gobiernos antagonistas u organizaciones contrarias- hacia Estados Unidos- habría sido la primera en ir descubriendo las verdaderas razones de las acciones posteriores. Solo semanas después de Septiembre del 2001 todo habría comenzado a caer cuesta abajo como una enorme bola de nieve. La desconfianza y el rechazo debido a esas acciones fueron desde ya crecientes. El control del casi monolítico aparato de los medios en los Estados Unidos habría evitado por mucho tiempo el mismo fenómeno en casa. Los medios alternativos fueron sistemáticamente desacreditados y de alguna manera silenciados. Las divergencias entre los Estados Unidos y la mayoría del resto del mundo fueron simplemente como la acción de tomar dos caminos diferentes. Las prioridades ya estaban sentadas.
La teoría de la guerra permanente y los altos precios del petróleo debido a los “nerviosismos” del mercado y consecuente especulación, resultarían en un negocio extremadamente lucrativo. Lucrativo en efecto también para todos los socios interesados, desde los constructores de aviones, misiles y demás armamento a quienes por ejemplo construyen círculos permanentes de destrucción de infraestructura para que esta sea reconstruida por “contratistas” a precios exorbitantes; lucrativo para quienes cierren contratos directos para alimentar a las tropas, vestirlas o transportarlas, y al parecer para quienes irían mas lejos, dando poder a contratistas para realizar operaciones militares (liberados de responsabilidades de la guerra convencional) quienes para los efectos técnicos simplemente entrarían a la clasificación de operadores mercenarios. Todo parece haberse privatizado o terciarizado por el bien del negocio. Es así que la atención sobre la región no es solamente política, la política habría caído a un segundo plano y la diplomacia se habría desmontado a cambio de acciones risibles.
Ahora surge la pregunta: si la formula del negocio funcionó hasta ahora, al menos para el bien del negocio, ¿Por qué no aplicarla sobre toda la región?
La impunidad de las operaciones militares de Israel sobre sus vecinos, mas allá de las causas, justificadas o no y operada por su poder militar, calculado entre los cinco primeros mas poderosos del mundo (siendo además una potencia nuclear no declarada) que goza de un enorme poder, protección y favor político especialmente de Washington, hace que el mundo vea con impotencia el asesinato masivo de civiles, destrucción de infraestructura básica, causando desastres humanitarios y violación de muchas convenciones internacionales con gran desconfianza y miedo.
La potencial escalada militar sobre Siria e Irán, buscaría una suerte de solución final por la fuerza para hacerse del control de toda la región rica en energía, deshaciéndose de gobiernos contrarios al flujo libre del negocio del petróleo desde el golfo pérsico al mediterráneo. Estas acciones haría preguntarse al resto del mundo: ¿que región será la siguiente de la lista?
Siempre existirían pretextos, ya sea el terrorismo, el narcotráfico o cualquier otro. Lo preocupante seria que hasta ahora, ya se cruzaron muchas barreras, temiéndose que después de las ideas o las pruebas fallidas solo quede la fuerza aplastante.
A estas alturas, podríamos pensar que existe una distracción hacia la región sur continental de América. Sin embargo, a la posibilidad de la existencia de una lista basada en lo energético, no habría más que ver el tiempo que se ganaría o no frente a esta posibilidad que afectaría a la región.
Muchas veces se puede romper una ilusión tan rápidamente que la realidad podría confundirse con pesadilla. La actual malograda Líbano habría pensado en algún momento que nunca mas sucedería la destrucción que ya antes sufrieron. Se pensaba que por ser un país abierto a oriente y occidente, moderno y con una población educada que gozaba de una de las mejores infraestructuras de la región podría estar excluida de la destrucción de la guerra, todo parecía lejano. Lamentablemente ya pasó antes y continúa sucediendo hoy. Al parecer no hay respeto alguno por la vida de los civiles ni de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas o la Cruz Roja Internacional, las bombas son diseminadas deliberadamente sobre todos ellos, con la venia por supuesto de la primera potencia mundial, la cual día a día continua proveyendo las bombas y misiles entre otro armamento para este propósito.
El mundo tiende a hallar en estas y otras acciones una actitud abusiva y de desprecio deliberado al resto de las naciones. Cuando el mundo clama por un cese de hostilidades inmediato o de condena a acciones flagrantes, existe el poder de veto sobre todo el consejo de seguridad de las Naciones Unidas, quienes no pueden hacer más que atestiguar con impotencia el curso de la agresión. Hasta hoy talvez no se sabe el recuento preciso de las violaciones cometidas a las convenciones internacionales como las referidas al uso de armamento sobre la población civil y su infraestructura, el tipo de armamento vetado y la forma como se lo emplea, la violación de un estado soberano y tantas otras. El mundo tiene el aliento contenido ante esta demostración de poder, casi comparable a la acción de segunda guerra mundial donde se utilizaron dos bombas atómicas, pese a la existencia de otras alternativas. Todo es cuestión de mensaje.
Al otro lado del mundo, mientras toda la atención esta concentrada en el medio oriente y las guerras provocadas, Latinoamérica habría podido avanzar hacia la consolidación de gobiernos más democráticos y con mucha menos influencia de Washington ni de los organismos de crédito mas poderosos. Se estaría avanzando hacia una región más integrada que hoy goza de índices históricos de crecimiento en lo económico y social y que sin duda camina por un camino independentista y renovado.
Al parecer, la región supo aprovechar la distracción. La historia sin embargo nos muestra por ejemplo que desde la segunda mitad del siglo veinte, las políticas ejercidas sobre Latinoamérica fueron mayormente de imposición, ya sea en materia de lo económico, con recetas y experimentos, de creación de guerras entre los países, derrocamientos de gobiernos no afines a los impositores, dictaduras sangrientas y bloqueos, entre otros.
A principios del siglo 21 las cosas se fueron tornando diferentes, principalmente por presiones internas, de la propia población como se pudo observar claramente a lo largo del continente sur. El rechazo de la población fue dirigida casi de manera especifica hacia todo lo que representaba las causas del fracaso de lo impuesto durante la llamada década perdida de los ochentas y la ola de privatizaciones y corrupción de los noventas que consecuentemente provoco la caída estrepitosa de las economías de la región sin que los países cuenten con algún respaldo. Muchos lo percibieron como el saqueo de todos los recursos y organizaciones estatales. Las economías eran cada vez más dependientes, así como las instituciones, ningún país aparentemente podía hacer nada sin el consentimiento de los organismos de crédito. A ello se sumaban las negociaciones prácticamente secretas de un tratado de libre comercio de las americas conocido como ALCA. Muchos países llegaron a perder hasta la soberanía de la moneda. Fue un conjunto de cosas cotidianas, grandes y pequeñas que precipitó a la gente a las calles.
El ejemplo boliviano es emblemático, los esquemas se repitieron como en el resto de los países de la región, en los noticieros se hallaban los mismos problemas, y hasta los mismos nombres para los problemas. El año 2000 se inicio la llamada ‘guerra del agua” que mas fue una respuesta visceral de la población frente a un incremento de los servicios de agua y alcantarillado por parte de una compañía que se adjudico mediante privatización el manejo de dichos servicios. En la mayoría de la región las economías se hallaban en lona y el poder adquisitivo de la población se redujo al máximo con la liberalización de las leyes laborales, Bolivia no fue la excepción. La reacción fue expulsar a esta privatizadora, mientras que en Argentina decían: “que se vayan todos” refiriéndose a los políticos y a la corrupción. Hubo represión y violencia a lo largo de este periodo en diferentes escalas y en diferentes regiones del continente. En Venezuela surgia Hugo Chávez, quien a su vez sufrió un golpe de estado el año 2002. Fue restituido horas después por la presión popular. El mismo año en Bolivia se generaron protestas y represiones violentas, desencadenando finalmente el año 2003 en la huida del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y sus lugartenientes. El año 2003, los bolivianos finalmente supieron que estaban siendo una vez más estafados y saqueados. Uno de los detonantes fue asociado directamente con la herida histórica de la perdida del acceso al mar que esa nación sufre hace mas de cien años con Chile, país al cual el ex presidente le prometía un gas natural barato, sin mayores controles –los exportadores serian compañías privadas- y la posibilidad de oro de poder utilizar ese recurso para ser industrializado en Chile y re-exportado tanto como gas natural como en sus derivados a otros mercados, incluida irónicamente Bolivia. Los beneficios claramente estaban apuntando a las corporaciones petroleras que se apropiaban de concesiones ilimitadas de las reservas sin tener la obligación real de invertir en ese país o pagar al menos impuestos verdaderos. La corrupción que se ejerció en los últimos años alcanzo niveles de cinismo abierto. La impunidad de los actos anteriores marcó la conducta en el momento, se abuso del poder flagrantemente. En esta ocasión sin embargo, la gente ya estaba en las calles y se exigió la sucesión constitucional, no el derrocamiento como muchos hasta hoy piensan. La democracia para Bolivia a pesar de todo, es muy preciada y mereció ser resguardada.
En el contexto internacional existían aparentemente planes de intervención bajo el pretexto de ser un “estado fallido” La oposición de otros gobiernos de la región y la sensatez del pueblo de Bolivia en su afán de preservar la democracia, detuvo de alguna manera aquello.
La coyuntura sin embargo, era aun insuficiente, esta vez se pedía una verdadera democracia participativa, se pedían cambios estructurales en el aparato del estado, se pedía en otras palabras una refundación por medio de una asamblea constituyente y el control de los recursos naturales que incluía la revisión de los daños económicos al país.
Mientras tanto, el ex presidente y sus allegados habrían ya huido del país, cargados de valijas de dinero, sin contar por supuesto el dinero ya previamente desviado a cuentas extranjeras. Actualmente Bolivia tramita su extradición frente a los Estados Unidos para enfrentar la justicia en el país.
El país celebro un referéndum que estableció entre otras cosas que se recuperen los recursos hidrocarburíferos para el país, inicialmente por una recarga impositiva. Renunció a la presidencia Carlos Mesa, el ex vicepresidente de Sánchez de Lozada y asumió en sucesión constitucional el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia, quien a su vez convoco a elecciones generales de presidente y representantes del congreso. Pese a la férrea oposición de poderes extranjeros e internos, Evo Morales fue elegido con un histórico 54.7% Jamás se había conseguido en la historia democrática tal consenso. Este a su vez prometió llamar a elección de la Asamblea Constituyente (AC) y a un referéndum autonómico. El presidente habría conseguido junto a sus aliados menores la mayoría aunque no de los dos tercios del control de la AC. El referéndum autonómico le dio la victoria al NO, salvo en los departamentos (provincias) donde habría ganado el SI. La oposición continua férrea e inclusive se plantean el separatismo ante la impotencia de no ver la agenda cumplida. Ciertamente los intereses de las compañías petroleras y otros poderes se habrían orientado a controlar estas regiones, las más ricas hasta hoy en recursos naturales, especialmente de hidrocarburos. El separatismo toma cuerpo cada vez mayor y se hace cada vez mas violento. No parece casualidad que el nuevo embajador de Estados Unidos en Bolivia haya sido embajador en Kosovo, región que experimento una guerra cruel y cesesionista. Mientras en el contexto interno se producen fuertes y agresivos intentos de boicot al proceso democrático de refundación de Bolivia, control de los recursos y riquezas naturales –el 1ro de mayo se decreto la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia- mayor participación ciudadana y descentralización administrativa sin separatismos; en el contexto internacional no podría irle mejor a Bolivia. El tener al primer presidente indígena de la historia impacto por su simbolismo al mundo entero, situando a Bolivia en más “mapas” del mundo.
Casi increíblemente, hoy podría hablarse por primera vez de la posibilidad real para Bolivia de dejar de ser un país pobre. Los movimientos gestados desde lo interno fueron lo suficientemente fuertes para revertir en su mayoría los mecanismos de control de posturas anti nacionales y anti integracionistas. Los movimientos externos regionales también resultan ser favorables para este impulso, diversos países sudamericanos, con distintos matices giraron hacia la izquierda y al reforzamiento de las democracias participativas, pero también giraron hacia la real integración no solamente económica, sino política. La economía y los logros sociales estarían yendo en ascenso.
Bolivia, con los primeros seis meses de gestión del nuevo gobierno llega a demostrar más de estos impresionantes logros. Evo Morales, su presidente, gozaría hoy el titulo de ser el presidente con mayor aprobación del continente, con un 81% según una compañía especialista en medición de actitudes (logro al parecer jamás conseguido por ningún presidente de su historia).
En lo económico, son impresionantes los logros. La balanza comercial de Bolivia habría logrado un superávit inédito después de años consecutivos de números negativos, atribuida mayormente a la nacionalización de sus recursos energéticos. Se registra un aumento de las exportaciones con la apertura de nuevos mercados no tradicionales, así como nuevos proyectos de inversión diversificada en el país de fuentes económicas completamente nuevas provenientes de Asia, África, Europa y Latinoamérica, y de países específicos como la India, Rusia o Sudáfrica entre otros. Esto daría la señal contraria a los que propusieron a Bolivia como un país además de “fallido”, inviable.
Los logros económicos son muchos, pero es interesante también resaltar los logros en materia social, con proyectos infraestructurales, de comunicaciones, educativos (orientado a aumentar la calidad educativa y eliminando el analfabetismo) médicos (procurando un mayor numero de médicos y centros de salud) y muchos mas que revisten mucha importancia e impacto inmediato en la sociedad boliviana, especialmente aquella que increíblemente jamás tuvo acceso a estos servicios, pero estos logros son también posibles fruto de la cooperación entre los países de la región latinoamericana con principios marcadamente de solidaridad y reciprocidad.
Los logros políticos tienen su cúspide en la instalación de una asamblea constituyente que buscaría una refundación del país y cambios fundamentales en lo estructural, en la esencia del futuro estado y en la manera de administrarse. La inclusión plena casi inevitable de Bolivia en el bloque Mercosur y la consolidación de la Comunidad Sudamericana de Naciones plantea a su vez un panorama positivo y evidentemente cargada de mucho simbolismo, especialmente por encontrarse Bolivia estratégicamente al centro de Sudamérica.
Esta necesidad de los países de la región, es sin embargo aun no comprendida a cabalidad por Washington y las grandes corporaciones fuertemente influyentes en ese gobierno, quienes perciben a este movimiento no precisamente como algo positivo, sino mas bien como una amenaza a su hegemonía continental en cuestiones del dominio político, económico y fundamentalmente de reserva energética.
El fracaso del tratado de libre comercio de las americas (ALCA) es una muestra más del aparente “descuido” de los Estados Unidos sobre la región. Hasta ahora, este descuido estaría mas bien favoreciendo a Latinoamérica, pero seria aun temprano decir si se conseguirá una consolidación aun mas sólida y virtualmente irreversible de estos procesos integracionistas nacionales. Si leemos los antecedentes históricos y observamos la actuación presente de esta potencia –a través de Israel- respecto al Medio Oriente, se podría esperar cualquier cosa.
Usualmente a lo largo de la historia, fue siempre común encontrar ejemplos terribles de cómo las potencias llegan a usar el puño de hierro para defender lo que ellos creen sus intereses legítimos, alarmantemente frecuente fue el ejercicio de este puño a través de la “tercerización”, es decir, el uso de otros ejércitos, otros países, fuerzas irregulares y el ejercicio del sabotaje interno. Hoy por ejemplo se pueden observar tendencias “autonomistas” –un eufemismo para separatismo- en algunas regiones de Sudamérica en las que “casualmente” se hallan vastas riquezas petroleras, gasíferas y de recursos hídricos, entre otros, como por ejemplo la región zuliana en Venezuela, la de Guayaquil en Ecuador o la de Santa Cruz en Bolivia –este ejemplo el mas artero, ya que se intentaría con este movimiento hacerse del control de la mayoría del territorio actual de Bolivia con pretextos inclusive de índole racial- todas ellas de alguna manera coordinadas y bastante bien financiadas según muchas fuentes. El caso boliviano es sin duda el más agresivo hasta ahora. Los movimientos separatistas utilizan cualquier pretexto para intentar justificar su postura, llegando inclusive a extremos desde la supuesta defensa de la educación religiosa, hasta la organización de grupos de sicarios (similares a los de auto-defensa colombianos) que inicialmente se opondrían a la redistribución de tierras ociosas. Organismos como el llamado Comité Cívico de Santa Cruz (sumados los comités de Beni, Pando y Tarija) no son en si representaciones de la mayoría de la población. Cabe recordar que el propio partido del gobierno de Evo Morales (MAS) habría ganado en Santa Cruz y Tarija. Se tratarían más bien de asociaciones organizadas para sustentar y cuidar las viejas estructuras de poder y de corrupción que se enriquecieron durante décadas de favores políticos. Ellos a nombre del pueblo procuran dar la imagen de polarización del país, sustentados en los resultados del 70% por el SI a las autonomías en el referéndum. Lo que esta claro es que la pregunta no se refirió en ningún momento a algún tipo de separatismo.
Es evidente que la energía y los recursos naturales por las siguientes décadas no dejaran de ser algo extremadamente apetecido, especialmente por países que abiertamente habrían reconocido su adicción al petróleo. Puede llegar a ser muy peligrosa sin duda la conducta de un adicto en ansiedad de carencia.
La región al parecer esta construyendo mucho en tan poco tiempo e incuba muchas esperanzas, pero a la vez alberga muchos miedos. Las Naciones Unidas demostraron su incapacidad de actuar bajo vetos consecutivos para detener acciones bélicas unilaterales, las organizaciones extremistas parecen hallar mas adeptos entre las victimas de estas acciones y las leyes de protección y convenciones internacionales parecen ya no tener influencia real. Los temores en la región son de verse arrastrados a acciones similares principalmente debido a la crisis energética mundial que aun esta por venir, las posibilidades se demuestran cada vez más altas. Lo más posible dentro de este temor es que las acciones sean empujadas desde los intentos de divisiones internas o peor aun de conflictos bélicos en la región. En la actualidad es difícil no dejar de sentir este miedo, inclusive terror ante estas posibilidades de nefastas consecuencias.
No obstante este contexto, las esperanzas y expectativas en la región son grandes y posibles. Se quiere lograr el desarrollo, pero a la vez la reducción de la pobreza y la inequidad, cumpliendo al menos las metas fijadas por las Naciones Unidas. Se quiere una integración regional similar a la europea, pero que a los efectos tendría menos diferencias culturales e idiomáticas entre otras. Se quiere una moneda común y unas fronteras abiertas, se busca una unión política y un crecimiento sostenible de largo aliento. Se quiere el respeto mutuo entre regiones y países y la armonía con todos lo miembros del continente americano. En otras palabras la idea es vivir y dejar vivir en paz.
Los obstáculos internos son también grandes, las estructuras montadas en décadas de un modelo fallido –no los estados- aun son muy fuertes y pueden ser difíciles de armonizar con los vientos de cambio actuales. Es improbable que esto sea fácil al menos a mediano plazo. Pero lo mas seguro es que la violencia no estará fuera de las opciones de aquellos que intentan beneficiarse de las riquezas naturales de una región que por primera vez tiene la oportunidad de una segunda y verdadera independencia, y mas que nada, la oportunidad de dejar de ser pobres, cuando la riqueza es mas que abundante.
Se anhela que la tensión del Medio Oriente no continúe hacia una escalada regional y mundial. No se quiere más indiferencia, se quiere atención en el sentido mas positivo, pero también respeto. La sensatez es necesaria, así como el entendimiento mutuo. Ese es el secreto para eliminar extremismos, cualquiera que estos sean y vengan de donde vengan. Queda sin embargo en el aire, la sensación de que el mundo ya atravesó una frontera sin vuelta atrás impulsada por la violencia y la necesidad incontrolable de dominar. Los pueblos hoy tienen ya la responsabilidad de entender este cambio y de prepararse para lo bueno, pero también para lo peor, que también es posible.