Jardines hermosos
Picture: Fog and Hope By: NEB / Bolivia Now.
Cochabamba y sus jardines hermosos
By: NEB / Bolivia Now
Cochabamba tiene talvez los mejores parques y jardines de Bolivia. Posee un desarrollo estético muy interesante que resalta pese a que es una ciudad relativamente pequeña: Algo así como medio millón de habitantes. Pasear por el centro de su ciudad en cualquier época del año nos hace ver que también se tienen cosas lindas y no necesariamente todo se ve como el mercado popular de “la cancha” Sin embargo, basta con utilizar Google Earth para poder dimensionar la extensión de estos jardines y calles limpias frente al resto de la ciudad. Estas fotos desde el espacio ciertamente no mienten, y es evidente que visto de otro plano, la percepción que uno se formo desde el nivel del suelo cambia (la experiencia se puede repetir en cualquiera de las ciudades de Bolivia o Latinoamérica) Lo que uno cree que son cinturones de miseria, se convierten de pronto en una miseria general con manchas de prosperidad, aquí y allá. Ciertamente que uno para leer la realidad, no necesariamente necesita de imágenes espaciales, o estadísticas, que aunque sean referentes contundentes en tanto a la objetividad que cargan en si mismas, se necesita también corazón para abrir los ojos y eso no tiene edad. Pero muchos prefieren no ver la suciedad en sus narices y prefieren quedarse en su pequeño mundo.
Nosotros ciudadanos a veces no nos damos el trabajo de mirar mas allá, concebimos una realidad selectiva, la realidad que queremos ver. Muchas veces por el cotidiano no nos percatamos de las manchas en la pared y es que están ahí, pero nuestra percepción ya se educa involuntariamente quizás a no verlas. Negación.
La lectura de la realidad, para que esta sea lo mas objetiva posible, puede requerir de leer mucho, revisar la historia, los datos, los paralelismos o de observar mucho sin ser selectivo, de escuchar lo propio y lo contrario, pero quizás requiere también de situaciones subjetivas como el “desbloquearse” mentalmente de elementos preconcebidos y con pre-juicios que en si mismos nos hacen “borrar” de nuestra vista la mancha en la pared.
Estos prejuicios nos pueden llevar a situaciones peligrosas de confrontación, como las que vive Bolivia, al menos con mucha intensidad –visible- los últimos diez años.
Los jardines hoy en Cochabamba a principios del 2007 son un baño publico, las flores fueron pisoteadas y los olores ofensivos, eso sin contar con las ruedas de automóviles quemadas y la basura dispersa por todo el centro, algunos negocios saqueados y agresiones constantes para ocasionales transeúntes que para confusión de algún enardecido luzca como un “camba” (¿que es “camba” para muchos?) o un “hi-lon” sin que pase por previa consulta. La intolerancia es enorme y resulta asquerosa cuando se paran autobuses en medio de la ruta y se piden las cedulas de identidad de los viajeros para golpear a aquellos que procedan se ciertas ciudades orientales. Golpes, insultos, amenazas, intolerancia aquí y también allá. Los “collas” (¿que es “colla” para muchos?) son perseguidos por las calles propinándoles golpizas a los más lentos, se dispara contra edificios de gobierno o con posibles ‘simpatizantes” de los movimientos sociales. “Cholas” e “indios” siguen siendo blancos de innumerables abusos.
Todos estos acontecimientos duelen mucho, y creo que duele a todos. El problema es que muchos no entienden que todo esto tiene un marco histórico, un juego interminable de antecedentes “invisibles” para ciertas personas. Hoy continúan sucediendo cosas deplorables, pero a veces todo depende de donde se focalice la atención y como se manipulen las emociones bajo esta atención dirigida. Ver unos jardines pisoteado y calles sucias pueden resultar desagradables, pero esta situación no puede hacernos perder el foco de lo histórico.
Muchos hoy reclaman la legalidad y el respeto a las leyes. Ello es valido, es valido seguir las reglas y fortalecerlas. El problema es que el conflicto puede estar situado más adentro y ser más viejo. Por tanto, lo construido sobre esas bases, incluido lo institucional, resulta debilitado, desprestigiado y frágil, lo cual incluye a sus tradicionales actores.
La elección de los prefectos (gobernadores con poder limitado) es un logro enorme para la consolidación de la descentralización de la administración de la cosa pública. Es un logro democrático conseguir por voto popular a un representante a ese nivel. Las cosas entonces, bajo las circunstancias de ser una experiencia primera y la continua inestabilidad política pueden generar recetas desastrosas si es que aun quedan cosas pendientes. No es legal forzar la renuncia de un prefecto, por más que este no sea el más limpio de la clase, pero no necesariamente ello protege a una autoridad política con dudosa autoridad moral.
No es legal tampoco que un presidente elegido democráticamente como fue GSL, viaje a Miami a firmar contratos sin pasar siquiera por el congreso, bajo los cuales se condeno a más pobreza a Bolivia, beneficiando a los socios de siempre con la privatización de los hidrocarburos. Este presidente renuncio por presión de la gente y al final, después de mucha sangre y violencia, Bolivia hoy goza de un crecimiento económico record que jamás hubiera sido posible sin que la gente haya despertado y sin la nacionalización. Entonces, muchos recuerdan que también hubo voces que protestaban por los jardines y los olores de los campesinos y el proceder “salvaje” de los movimientos sociales. En ese tiempo de crisis también hubo excesos de todo lado, saqueos, violencia, miedo e intolerancia. Sin embargo, muchos comenzaron a entender que había algo que estaba muy mal y que requería ser modificado, se veía también el desastre total venir si no se procedía con el cambio. No todo es blanco o negro. Los cambios son inexorables, la presión histórica es muy fuerte para pensar solamente en las flores aplastadas hoy. No obstante, no hay que menospreciar la indignación. Algunos auténticamente se indignan por ciertas cosas, aunque no por otras, la tarea es ver el contenido de esa indignación y su contexto. La indignación por los jardines puede ser autentico y el dolor por ello en si, no banal; la banalidad se dicta así misma dentro de un contexto mayor.
Después de los sucesos que condujeron a la renuncia y posterior huida de GSL, muchos ciudadanos comenzaron a sentirse mas amenazados que nunca y muchas formas de vida, enriquecidas con el tiempo por medio de la corrupción preparaban ya su contraofensiva. Menos mal que no son muchos, pero desafortunadamente, a pesar de ello, si son muy poderosos, tanto que arrastran también a masas y a opiniones gracias a los instrumentos mediáticos que tienen a su entera disposición y por supuesto, a ciertas ayudas extras. Lamentablemente, muchos por simpatía o cierta afinidad (no necesariamente en términos de corrupción) se vieron arrastrados como corderos a las campañas de odio. Las masas en su calor tienden a borrar al individuo. Lo interesante es ver quien aprovecha esta circunstancia para mover esas fuerzas hacia donde ellos quieren y ellos lo hicieron muy bien.
No es legal discriminar a un ciudadano y golpearlo luego, por que su documento de identidad diga que nació en cierta región del país y no en otra o por que tenga la tez mas clara, o la tez con rasgos indígenas, probemos el “acento” o el tipo de vestimenta. Va en contra de los derechos humanos permitir que un banquero que ha robado al pueblo boliviano millones de dólares, salga en libertad de manera muy dudosa ya que se le niega al pueblo la posibilidad de tener mejor educación o acceso a la salud con la recuperación de lo robado (el banquero es solo un ejemplo entre miles similares). Es condenable convocar a “marchas por la paz” con aparentes “nobles” y “valientes” propósitos, pero con el latente racismo extendido a la ignorancia de alguna gente que al final del garrote logra impactar contra la humanidad de una campesina, quien a su vez posiblemente fue también victima de manipulación. Muchos cayeron en su buena fe y se dejaron arrastrar por las circunstancias. Los que sabían realmente lo que hacían, habría que preguntarles si sus verdaderas razones coincidían con las ganancias ocultas de sus promotores.
Ninguna lamentación o condena quita el dolor causado por las pérdidas humanas ni las justifica; el edificio de una prefectura no vale más que la vida de ese muchacho salvajemente asesinado o mas que la vida de ese campesino que luchaba por lo que creía que era justo y murió bajo una arremetida también salvaje.
La perdida mayor para Bolivia es sin embargo el llegar a la confrontación directa entre posiciones o grupos de ciudadanos, confrontaciones tremendamente artificiales, casi como en Ruanda. Las diferencias entre pueblos, ciudadanos, equipos de fútbol o posiciones políticas siempre existieron y coexistieron en Bolivia, con cierta confrontación, pero también con mucha tolerancia, todo terminaba cuando se apoyaba a la verde selección.
Es posible que volviendo un poco hacia atrás, nos demos cuenta de donde partieron las primeras provocaciones y luego, encontraremos a otras y así seguiremos escarbando sin fin. Lo cierto es que al final, es la confrontación entre connacionales y el posible separatismo territorial el que gana (y por supuesto sus promotores).
La división y el odio esta fomentado principalmente por los medios de comunicación y ciertos actores clave de la vida ciudadana, o mejor dicho, los medios (ciertos medios) de comunicación al igual que ciertos actores ciudadanos son el instrumento perfecto para que una maquinaria preconcebida y repetida en otros países consiga lo que quiere. Repito que no es casual y que a veces, todo se trata de una formula.
Las provocaciones no cesaran hasta lograr el desastre que sin duda será bueno para algunos, y los esfuerzos se disfrazaran de mil maneras, todo ya esta resuelto, es importante tener aun país dividido y principalmente cortado en pedazos y en posturas polarizadas para poder llevar adelante el control de lo que finalmente se busca: las riquezas y el control estratégico y geopolítico de un área muy importante en Sudamérica.
Es difícil, lo cotidiano nos puede quebrantar: hoy inclusive alguien que puede ser afín a las propuestas de los movimientos sociales puede ser agarrado a golpes en la plaza central de Cochabamba solo por no tener rasgos indígenas, hablar o lucir diferente y ser atacado y sindicado como “separatista” o “cívico” y este podría cambiar de opinión por la agresión personal sufrida.
La solución no es fácil, pero pasa por despejarnos de la mente el ardor de las circunstancias y poder ver en claro más allá. La cosa pasa por ofrecer la mano al que creías tu contrario, aunque esto pase solo por un acto simbólico. Las imágenes son poderosas y pueden jugar en contra de este propósito gracias a los “profesionales” medios televisivos en Bolivia los cuales pueden dividir hasta a las familias o amigos mas unidos por la repetición de imágenes dolorosas que mueven hasta las entrañas. Son entonces ellos los que intentan de alguna manera que la solución no se de. Están ellos, están algunos dirigentes cívicos, sindicales, de gobiernos locales y nacionales, en fin, hay demasiada gente que siguen jugando en contra de las emociones del pueblo y exhortan a la confrontación.
La condena a la violencia puede ser unánime, pero aun nos falta lo más difícil y ello es derrotar a la intolerancia, venga de donde venga, pero haciéndolo con altura y tratando hallar puntos intermedios de consenso. Debe intentarse, aunque esto sea difícil de no reaccionar a las provocaciones y ataques.
Debemos entender que Bolivia esta en un proceso que aun no llego al desastre –aunque hace mucho ya pudo haberlo hecho- y que las pasiones de hoy son pasiones que debemos asumirlas como temporales. Existen unas mayorías en Bolivia que hoy no darán marcha atrás, por que ello significaría volver a lo mismo de antes y que no valga de nada la sangre ya derramada. Los otros que podemos considerarnos minoría –por una razón u otra- debemos intentar ser parte de este proceso mostrando algo más de inteligencia y no cerrarnos a ideas cortas, señalamientos o a absolutismos. No todos en la Bolivia de las minorías mejores acomodadas son necesariamente racistas, clasistas o separatistas, no todos los indígenas tienen en su sangre la venganza hirviendo en sus venas. Las mayorías bolivianas son más nobles, no importa su extracción, pero lo que quizás le falta a muchos dentro de estas mayorías es ver el panorama con más amplitud para entender que la cosa que se juega hoy, es la cosa que definirá la historia futura de Bolivia. Algo que implica muchos años de injusticia que intentan dejarse atrás.
Extraigo aquí, algunos fragmentos del discurso pronunciado por el Dr. Martin Luther King Jr. En Washington D.C. frente al monumento a Abraham Lincoln un 28 de Agosto de 1963 donde los paralelismos con la realidad boliviana son sorprendentes:
“…Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra…)
“…Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio.
Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y luego ya se sentirán contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia…”
“…Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"