Democracia vigente y nueva constitucion en Bolivia
Fotografia: "Democracia viva" Por: NEB / Bolivia Now
Por: NEB / Bolivia Now
La mayoría de los constituyentes elegidos democráticamente por la vía de las urnas en Bolivia finalmente consiguió aprobar el texto constitucional, salvando así incontables intentos de sabotaje que no obstante de haberse llegado a esta instancia de aprobación, aun no parecen cesar.
Revisando la historia de Bolivia, los textos constitucionales aprobados anteriormente no gozaron de tanta participación directa del pueblo a través de sus representantes como en esta ultima ocasión. Vale la pena mencionar que en primer lugar el ámbito político fue siempre dominado única y exclusivamente por ciertos grupos –no necesariamente excluyentes en si mismos- que por naturaleza estaban ligados a los ámbitos de poder, pero aun así, no representaban a las mayorías, cuando estas no tenían ni acceso al voto –ni a la educación, salud publica u oportunidades-. No era coincidente el hecho que esto planteaba en los hechos a un estado altamente segregacionista donde los indígenas y algunos mestizos –identificados a si mismos con raíces indígenas- que prácticamente son la mayoría en el territorio boliviano, no tenían oportunidad alguna para incursionar en este exclusivo espacio. Lo más interesante de todo es que esto simplemente era considerado “normal” haciendo de la segregación un elemento “natural” en la percepción nacional. Bolivia sin embargo, tuvo brillantes políticos pero que en su tiempo y contexto no se plantearon esta necesidad, salvo durante el gran alzamiento de 1952.
La misma fundación de Bolivia fue contraria a muchos principios que hoy se quieren recuperar. La fundación careció principalmente de la presencia de aquellos que realmente ofrecieron sus vidas por la libertad en los campos de batalla y simplemente se completo mayormente con “doctores” y respetables teóricos con muy buenas intenciones o particulares motivaciones, lo cual no le quita su valor, pues como fundadores, dieron el primer paso hacia un proceso que aun tomaría siglos para completarse. El otro principio separado de esta acción fue el principio integracionista que buscaba una Latinoamérica unida y finalmente fuerte. Finalmente la fundación fue aceptada y esta tierra a pesar de todo fue bendecida. Bolivia y los bolivianos tardaron más de cien años para entender el concepto de lo que es ser un solo país con población diversa y territorio y no solo un conjunto de abstracciones teóricas y de símbolos. Símbolos y territorio que también encontró a su paso desmembramiento y mucho despego de sus gobernantes que tenían la mente en Europa y los beneficios personales.
La Guerra del Chaco fue un despertar en medio de la desgracia de continuar siendo desmembrados territorialmente para el beneficio de unos cuantos y la desgracia de dos países hermanos. El petróleo, las riquezas naturales y la imperiosa necesidad de apoderarse de ellos fue el gran motor.
Setenta años después, el mismo interés pretende dividir al país, cambiando la guerra convencional con alaridos independentistas y violentos que no hacen ningún esfuerzo por escuchar al propio pueblo. Ahí están otra vez aquellos que no les interesaría vender a su propia madre para beneficiarse y completar un mapa lleno de riquezas solo para ellos. Sus fantasías de echarle la mano a tantas riquezas como pequeños emperadores los hace actuar ciegamente y con violencia. Por seguro, el ultimo pozo gasifero descubierto en Chuquisaca volverá a delinear su mapa “independentista”
Un último estudio patrocinado por las Naciones Unidas indica que 8 de cada diez bolivianos desaprueba el uso de la violencia como método para defender las causas autonomistas regionales o las causas del cambio democrático. Este mismo estudio revela que el 77% de los bolivianos no cree que las diferencias regionales entro los denominados “cambas” o “collas” sean tan grandes como para justificar una división territorial física. Sin embargo, esto no es algo que realmente les preocupe a los violentos, especialmente los secesioncitas disfrazados de autonomistas. Para este grupo de gente e intereses, uno, cuatro o cien muertos justifica sus acciones y promueven que así sea a consta inclusive de contratar sicarios para asesinar a sus propios seguidores en pro de engrasar el aparato propagandístico muy bien respaldado por la mayoría de los medios de comunicación privados dentro y fuera de Bolivia que busca desacreditar todo esfuerzo democratizador.
Los violentos se van quedando sin ideas aunque no sin recursos. El ultimo viaje de los 4 prefectos separatistas incurrió en el ridículo, solo basta escuchar lo que estos dijeron en foros como la OEA o la Universidad de Georgetown en Washington DC Horas después, la OEA brinda un respaldo amplio al proceso democrático que se vive en Bolivia resaltando también la decisión democrática de llevar a consulta la permanencia del propio presidente de Bolivia en su cargo, así como de los prefectos, eso sin mencionar que la propia constitución seria refrendada por el pueblo–dando una concesión mas a esas minorías-.
Como era de esperar, nada de eso se vio reflejado en los principales diarios de Bolivia, todo lo positivo o que en los hechos desbarate el lenguaje de los violentos es simplemente callado, mientras los titulares siguen rezando descalificadoras noticias y eventos, como cuando se llega a aprobar la nueva constitucion con la participación de 166 de 255 constituyentes tildándola de “constitucion del MAS” Los mismos que se llenan la boca y gastan tinta para hablar de democracia no reparan en descalificar a mas de la mitad de los representantes elegidos democráticamente como inválidos nulos solo por que la minoría decidió no estar presente, la misma minoría que constantemente con uno y otro pretexto intento hacer fracasar la constituyente durante todos estos meses.
Los medios callan todas las muestras populares a nivel nacional e internacional de apoyo al proceso democrático, los medios callan cuando los presidentes de países de la región explícitamente apoyan al presidente que representa a Bolivia y mencionan lo dañino que resulta el proceder de “ciertas elites” internas que procuran desestabilizar la democracia y sus instituciones. Este ultimo apoyo explicito se demostró en las calles de Buenos Aires, durante la fundación del Banco del Sur y durante la posesión de la nueva presidenta de Argentina.
La complicidad con la que aparentemente actuarían ciertos medios de comunicación en Bolivia con el proceso desestabilizador es por demás evidente y no se trata solo de tener una línea editorial, se trata de que sistemáticamente se fomentan los actos de miedo y posterior violencia regionales y de connotaciones racistas y xenófobas por medio de la desinformación deliberada –léase el ejemplo del ataque a la aeronave venezolana en Riberalta como ejemplo-. Por otro lado, son también groseras las formas por las cuales muchos periodistas son amenazados no solo con perder su empleo si no comparten estas posiciones conspirativas sino son amenazados con ser atacados físicamente –o a sus familias- por los grupos de choque de los carteles “cívicos”
Los violentos jamás aceptaran las reglas de juego democráticas ni el imperio de la ley en tanto estas no jueguen a su conveniencia e impunidad como siempre fue costumbre. Los repertorios de intimidación y los recursos para hacerlo son vastos y estas minorías tienden a radicalizarse aun más. El problema hoy es que al verse acorralados tiendan al abierto separatismo con violencia aun más furibunda. La aparición de grupos terroristas a la usanza de ETA en su peor expresión parecería cuestión de tiempo. Lo triste es que para lograr sus propósitos no dudaran en cegar más vidas. Ya tocaron las puertas a los militares, a los empresarios, a los sindicatos y a otras fuerzas regulares e irregulares de Bolivia y de la región sudamericana incluidos a algunos países a quienes se les prometió anexiones territoriales y recompensas energéticas-. A pesar de su mala fortuna, podría decirse que aun cuentan –principalmente- con apoyos poderosos en el marco internacional que aun les permite probar nuevas estrategias, de los cuales el magnicidio jamás fue retirado de su mesa de posibilidades.
El gobierno de Bolivia, sus aliados y simpatizantes con el cambio democrático deben estar muy atentos y redoblar esfuerzos para enfrentar esta nueva etapa, lo importante será no solo neutralizar a esos violentos, sino también neutralizar a los violentos que también se van generando de sus simpatizantes fruto de la frustración de ver a los suyos –principalmente los indígenas- abusados impunemente, pues estos solo darían mas combustible a los carteles “cívicos” Es un momento muy critico y complicado, el abanico de soluciones debe contener a las vías pacificas a toda costa como elemento central, pero a la vez, debe reforzarse la idea de que hoy la democracia en Bolivia esta mas viva que nunca y debe ser alimentada de manera constructiva.